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Channel: Alba y el sexo
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Y la volví bisexual

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lesbianas besandose

Un buen cliente me cuenta que una de sus fantasías es ver a su novia con otra, solo que hay un par de problemas: no quiere compromisos con esa “otra” y su mujer no es bisexual.

Lo tiene claro, y aunque suene a cabrón parece real, su mujer, bastante más joven que él no lo quiere, simplemente está con él por dinero. Otra cosa que también tiene clara es que ella dice que está dispuesta a complacerlo en ese capricho y “probar” solo por seguir disfrutando de una preciosa visa oro.

No es que mi cliente sea cosa de muy allá en cuanto a cultura, saber estar y modales, cultura poca pero inteligencia y visión para los negocios mucha, curtido en la construcción vio venir la crisis con mucha antelación y supo que la gallina de los ladrillos de oro algún día tocaría a su fin así que diversificó sus empresas con tino, invirtió bien sus ahorros y encima se fue buscando buenos amigos, bien relacionados con la política y así, además de ganar su buen dinerito con otras cosas también trinca cacho de las obras públicas que tratan de mantener a flote el sector de la construcción y a sus obreros, legal el tipo, eso si, por lo que me cuenta y parece paga lo correcto y si puede un poco más a sus obreros, todos asegurados, cuando el gana ganan todos y si pierde lo hace él, que aún perdiendo -dice- siempre gana. Trampas y asuntos raros con políticos “los justos” así que intuyo que alguno habrá.

Llevaba su vida con normalidad, con su esposa de toda la vida hasta que se le cruzó por delante “la zorrita” que lo trae loco “ya sabes Alba, carne joven que alegra a un viejo”, la esposa se enteró de que le tenía un piso puesto a la golfa pidió su parte, indemnizaciones, casa céntrica, manutención de los hijos y todo lo que quiso “y si más pidiese más le daría, pero la muy idiota se conformó con bastante poco”, así que ahora vive con “la zorrita” en una preciosa casita en una bonita zona residencial, folla lo que le da la gana y como le va el vicio también “va por fuera” y la zorrita lo sabe pero ¿qué va a hacer la pobre? si no tiene donde caerse muerta, me lo cuenta con un gesto inclasificable, entre fastidio, resignación y la juventud está perdida, te lo digo yo, que soy perro viejo y se de lo que hablo.

A la niña la tengo delante en un caro restaurante y se ve que si, que alguna vez estuvo matriculada en algún colegio, es posible que asistiese a lo largo de su corta vida a algunas clases, parvulitos, primaria… poco más, su saber estar es practicamente nulo, tanto así que mi cliente de cuando en cuando la reconviene con cierta severidad para que no grite, para que no se ría de forma escandalosa, para que no agarre un fideo con los dedos y lo chupe mientras el maitre la mira horrorizado, para que no corte un corcho sobre el mantel… para… ¡qué te estés quieta de una vez ya, coño! ¡no ves que nos están mirando! le grita él en un momento, que tampoco es que sea muy de saber estar el hombre.

Y a este hombre, como casi siempre, no paran de llamarlo por teléfono, y cada vez que lo llaman sale a hablar a la calle, y su joven pareja (que no se casa con ella ni loco), en uno de esos ratos que nos deja solas, así vais intimando -nos dice-, tras preguntarle al camarero si tiene chicles para limpiarse los dientes, me cuenta que ella no es bisexual ni nada que se parezca ¿sabes tía? que está con el “mona ese” por la pasta y me enseña la visa oro a su nombre, tres tarjetas más y un montón de billetes de cien, de cincuenta y de veinte que lleva en la cartera de Hello Kitty, y no tengo coche porque no me doy sacado el carnet, es que lo mio no es estudiar ¿sabes tía? y yo sonrío y pienso en la desgracia que tiene la niñata encima, un día al “mona ese” le aparecerá otra con la misma juventud pero más clase y la nena se verá de nuevo en su barrio, en su piso de sesenta metros cuadrados, viviendo con sus padres y con lo puesto. Me dan ganas de decírselo, de gritarle que espabile, que a sus 21 años puede hacer mucho por ella, que le toco la lotería… pero tengo la sensación de que sería hablar con una pared y además, no es prudente, primero soy yo, que la caridad bien entendida empieza por una misma, y este cliente paga demasiado bien como para perderlo por una tonta.

Harrison Ford and Calista Flockhart

Así que mira -sigue explicándome- tu me haces todo lo que hagais las bolleras y yo me dejo hacer y si te tengo que hacer a ti algo me dices y te lo hago ¿vale tía? que si le fallo al maromo igual me pone en la calle y paso mucho ¿sabes tía? que vivo de puta madre ¿me comprendes verdad tía? ¿te enrollas?

La miro y pienso que es una pena que sea tan zafia, porque es un rato largo de guapa si se molestase en pulirse un poquito sería una reina a donde quiera que fuese, pero eso no creo que vaya con ella, lo de pulirse digo. La miro sonriendo, interrogativa le pregunto si me comería el coño. Me mira con los ojos entrecerrados (creo que tiene algún problemilla de visión pero no va al oculista para que no le pongan gafas) ¡pues claro tía! ¿qué te crees? ¿qué me da asco tía? a veces tengo que chuparsela al viejo ¿sabes? bueno -sigue hablando- claro que lo sabes, tu también se la chupas ¿a que si? ¿a que si?

No si a mi me da igual -le digo- pero si quieres que él se crea que disfrutas… Y ya empieza ella con su verborrea ¡yo no voy a disfrutar tía! ya te dije que no soy bix (dice bix) y paso pilas de disfrutar con una tía como yo, pero te comeré el coño. Le pregunto si se comió alguno alguna vez, ahora abre sus ojos como platos ¿pero tu de que vas tía? ¡no te dije que no soy bis, ni bollera, ni lesbiana ni mierdas de esas! y el constructor entra por la puerta del bar y ella, zorra, que eso si lo sabe hacer bien, le sonríe y asegura que yo soy muy maja, que seguro que le gustará hacerselo conmigo, y eso casi lo berrea, hay gente en las mesas vecinas que se giran para mirarnos, yo me pongo colorada, el constructor le sonríe al camarero con autosuficiencia y el camarero, que sabe que habrá una buena propina, devuelve mecánicamente la sonrisa, casi que su rostro dice “tranquilo jefe, si le comprendo, criaturita, es encantadora, la juventud es así… rebelde”.

Y nos vamos para el hotel, y en el Mercedes Benz del constructor le pido a mi nueva amiguita que se siente detrás, ella mira a su amo y su amo sonríe, ella se sienta detrás conmigo. Lo miro a él, sonriendo al retrovisor, le pregunto si me permite aprovecharme de su novia, él sonríe, yo imagino su polla ya dura, a la nena se le terminó la verborrea, la veo aplastada en el asiento, se terminó la valentía, ella tiene que obedecer y yo… disfrutar, acerco mis labios a los suyos, no se que me da verla con los ojos tan abiertos, asustada, se los tapo suavemente con mi mano, beso sus labios cerrados, los lamo, comienzan a entreabrirse, su lengua sale tímida, un poco más, nuestras lenguas juegan, con una mano acaricio con suavidad sus pezones, están terriblemente duros pero… pueden ser los nervios, abro mis ojos, saco mi mano de los suyos, los tiene cerrados, se relajó muy levemente pero se relajó, mis manos bajan a su cintura que acaricio con suavidad, siento las suyas por mis hombros, por mi cuello, me aprietan tímidamente contra ella, su lengua entra en mi boca, sin tapujos. Paro de morrearla, la miro, muerde sus labios con cara de pecadora, como si fuese una niña mala pillada en un renuncio, vuelvo a la carga.

La abrazo con más intensidad, con más pasión, mi boca recorre su cuello, hacia el lóbulo de su oreja, ella me facilita la maniobra. Mi mano acaricia su pierna, su muslo, se mete en su entrepierna que se cierra, mi lengua penetra su boca, su entrepierna se abre levemente, mi mano entra más, lleva panties, le explicaría que para una noche como la de hoy no debería de venir con eso, pero no es el momento, como puedo bajo sus panties para que mi mano pueda viajar a su coñito, aún tengo que vencer la barrera de su tanga, sigo morreándola, sus piernas están muy abiertas en el asiento trasero del Mercedes Benz, mi mano alcanza su coño tras apartar un poco el molesto tanga, su coño está humedo, mojado ¡chorreando! meto un dedo, dos, ella gime, acerco mi boca a su oido, besandola mientras paso por su mejilla, le susurro ¡puta! ¿no me dijiste que tu de bollera nada? Separo mi cara de la suya, la miro sonriendo, victoriosa, me encantaría que gritase allí mismo a su novio que parase, que se bajase del Mercedes cabreadisima, que nos tirase una piedra y se fuese corriendo en busca de un taxi. Mientras la miro meto mis dedos en su coño profundamente, haciendo fuerza, sonriendo con maldad, ella pone sus puños en el sillón y arquea su cuerpo placenteramente, la luz de las farolas de la avenida por la que circulamos salpican su cara, ora luz ora sombra, ora luz ora sombra, cuando hay luz veo el rubor en sus mejillas.

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Vuelvo a morrearla sin dejar de masturbarla, mi boca vuelve a su oido, a susurrarle en voz muy bajita “acabas de descubrir otra cosa que te gusta ¿verdad zorrita?”

-¡Hostias tía!… -dice con voz que se entrecorta- sigue… sigue… ¡qué gustazo!

Esta pequeña historia sigue en un par de días, que… aún no hemos llegado al hotel ¿estará fingiendo “la zorrita”? ¿era bisexual y la engañada soy yo por ellos? ¿dejará a su novio por mi perdidamente enamorada? ¿se meterá a puta y trabajará conmigo? ¿su novio la bajará del coche a hostias celoso perdido y la abandonará por golfa? ¿se os ocurren más posibilidades que puedan pasar? ¿cual creeis que es la más factitible de todas las que se os ocurran? ¿creeis qué sencillamente me los follaré a los dos como con cualquier cliente? Pasado mañana os lo cuento.


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